domingo, 10 de enero de 2010

El Arte románico II :


  • El románico en Europa :

En Francia, el Románico alcanzará gran vigor y difusión gracias al Monasterio de Cluny (desaparecido en su mayor parte), centro irradiador del nuevo arte. Sugieron varias escuelas o centros artísticos, cada uno con características particulares y propias. Algunos de los monumentos más destacados son:





Iglesia de Santa María del Capitolio. Colonia.





En España, el Románico floreció en los territorios cristianos, al amparo de la ruta de peregrinación jacobea. El Románico español es uno de los más ricos y variados de Europa. Son particulares los influjos islámicos, franceses, lombardos y visigodos que se amalgamaron para crear un estilo propio. Muchos y muy importantes son los monumentos que se conservan, destacándose dos focos principales, centrados en Castilla y los territorios de la Corona de Aragón. Sin duda, la obra fundamental del Románico hispano es la Catedral de Santiago de Compostela, modelo de iglesia de peregrinación, con conjuntos escultóricos (Pórtico de la Gloria) de entre los más singulares de Occidente. A lo largo del Camino de Santiago fueron surgiendo algunos de los hitos románicos en suelo español, como la catedral de Jaca, San Martín de Frómista o San Isidoro de León. Desde allí irradiaría el estilo a zonas más alejadas, expandiéndose por todo el norte peninsular.

Catedral de Santiago de Compostela.



  • La arquitectura románica en Italia:

La arquitectura románica italiana cubre un período de producción arquitectónica más amplio que el de otros países europeos: desde los precoces ejemplos de los últimos decenios del siglo XI hasta, en algunas regiones, todo el siglo XIII.

Como en todo el románico, muchos elementos arquitectónicos son usados no solo funcionalmente sino también simbólicamente (12 columnas que representan a los doce apóstoles, eje largo de la nave con una ligera inclinación que indica la cabeza de Jesús inclinada en la cruz al morir, etc.). Sin embargo, también hay elementos propios que se derivan de la situación geográfica y circunstancial de Italia: el hecho de que Sicilia estuviera en manos de los musulmanes y que buena parte del sur de Italia fuera parte de Bizancio implicó una serie de influencias que son propias de esta península.
Otro elemento propio es la reutilización y uso de templos paleocristianos o
basílicas de la antigüedad adaptándolos a los modos de la arquitectura propiamente románica. De ahí la mayoría de las iglesias de una sola nave con el esquema básico de los monumentos funerarios usados por los primeros cristianos.
Dada la creciente veneración de reliquias, el templo románico suele contar con una
cripta normalmente bajo el presbiterio. Se construían corredores subterráneos con nichos para colocar las velas. Sin embargo, estos corredores se fueron llenado progresivamente de otros elementos como altares laterales, depósitos de ofrendas y limosnas y otros accesorios.
Un elemento común a las iglesias románicas es el campanario situado al lado de la fachada o en la zona del ábside.

El panorama artístico es muy variado, con “románicos” regionales de características propias, en especial por las tipologías constructivas. Gran variedad se da también por los materiales usados que dependían mucho de la disponibilidad local, ya que las importaciones resultaban muy costosas. De hecho, en Lombardía el material más usado fue el ladrillo, dada la naturaleza arcillosa del terreno. Sin embargo, esto no vale para Como que, en cambio, tenía mayor disponibilidad de piedra. En la Toscana no son raros los edificios de mármol blanco de Carrara con injertos de mármol serpentino verde; en Apulia se usa la clara toba caliza. Aparte del caso de Apulia, desde Roma hacia el Sur el románico tiende a desaparecer dejando sitio a influencias bizantinas o árabes.

Los edificios románicos italianos se distinguen por su suntuosidad y decorativismo, a la vez que por su claridad estructural. Algunos de los más destacados son:



La basílica de san Zenón de Verona









La Basílica de Tentro.


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